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LAS EXIGENCIAS BASICAS EN EL M.F.C.


Vida de equipo
El eje central del MFC es la vida de equipo, o dicho de otro modo, la vida comunitaria.
 
Desde los primeros tiempos de la Iglesia cristiana, la comunidad de creyentes, ha sido el espacio privilegiado para alimentar la fe, la esperanza, el amor, el servicio, etc.
La comunidad es el rostro cotidiano de la Iglesia real, concreta. Es el signo de la presencia cristiana, un signo es como una señal que da un aviso a la gente: "¡Aquí, aquí está Jesús, presente y actuante!"
Los equipos que conformamos son el espacio en el que aprendemos a compartir la amistad y fraternidad entre nosotros, con toda la Iglesia, y en general con los seres humanos, nuestros hermanos.
Aunque todos los equipos realizan el mismo proceso de formación cada equipo es diferente porque sus integrantes le imprimen un sello especialísimo, único.
En el equipo aprendemos también a responsabilizarnos colectivamente del Movimiento organizándonos, planeando, ejecutando tareas y evaluando los frutos que vamos dando.
 
Hospitalidad
La hospitalidad es un valor humano propio de nuestra cultura, y también es un valor cristiano.
Recibir al otro como a un hermano o a un amigo, y ser recibido de la misma manera, es una experiencia muy gratificante para cualquier persona, porque todos necesitamos sentirnos esperados por alguien y porque cuando damos de corazón nos sentimos a gusto con nosotros mismos.
En el Movimiento acostumbramos realizar las reuniones en las casas de cada uno rotativamente, este gesto es un signo de hospitalidad muy importante que debe ser valorado y agradecido por quienes son recibidos. Quien abre su casa, abre un espacio sagrado de la familia y quien entra debe respetar como tal ese espacio.
Tanto quien recibe en su casa como quienes son recibidos han de tener presente el valor cristiano de la sencillez, ambas partes deben recibir y ofrecer sencillamente lo que está, lo que es, sin apariencias y sin exigencias.
La hospitalidad puede entenderse en su dimensión física (abrir la casa), pero también en su dimensión intelectual (abrir la mente a otras ideas), espiritual (abrir el espíritu a Dios y a nuestros hermanos), o emocional (abrir el corazón) a los demás. En el Movimiento esta exigencia la asumimos en su sentido integral y no en un sentido limitado (abrir la puerta de la casa).
Estudio
La integración al Movimiento compromete a prepararnos, a crecer como seres humanos. Leemos, reflexionamos y conocemos apoyados en la Biblia, los documentos de la Iglesia, los textos de profesionales. Porque de otro modo, ¿cómo podemos descubrir a plenitud el sentido de una vida cristiana?
Los conceptos en el Movimiento son muy importantes, en este momento estás conociendo algunos. Sin embargo también aprendemos (además de con la cabeza), con el corazón, con el cuerpo, y con el espíritu, porque abrazar el proyecto de Jesús implica adquirir conocimientos ¡sí!, pero también implica un cambio de actitudes y una serie de habilidades.
En el Ciclo Básico de Formación te encontrarás con que las sesiones contemplan tiempos breves de lectura y reflexión y mucho tiempo para la actividad del resto de tu organismo.
A diferencia de la escuela, no nos interesa demasiado aprender de memoria las ideas de brillantes autores, como podría ser la de ¿qué es la "teología"?, más bien nos interesa lograr una experiencia de amistad con Dios y en función de esa experiencia enriquecer nuestras ideas sobre Él
Oración
La única manera de estrechar la relación con una persona es dedicando un espacio de nuestra vida para compartirlo con ella. Lo mismo sucede con Dios, para estrechar nuestra relación con El hay que dedicarle espacio y tiempo: para escucharlo, para que nos escuche, para descubrir su presencia.
El momento de la oración es justamente el momento para hacer presente a Dios en nuestra vida; y por esa razón la oración puede realizarse en un lugar y un tiempo especial, o en la vida cotidiana.
Cuando trabajas, cuando estudias, cuando vas por la calle, cuando admiras la naturaleza o el universo, puedes tener presente a Dios o descubrirlo a tu alrededor.
La oración es como el alimento que nutre nuestra fe y se realiza personal o comunitariamente, en pareja, en grupo, en familia, en el equipo.
Para hacer oración no necesitas saber muchas cosas, sólo necesitas estar dispuesto (a), y en el caminar del equipo irás aprendiendo algunas cosas útiles para lograrlo.
La oración no tiene que ser un acto rígido y solemne, puede ser JUVENIL, es decir alegre, dinámica, pero no por ello menos profunda.
Uso cristiano de los bienes materiales
La distribución de los bienes materiales en todo el mundo hoy es terriblemente injusta. Mientras existe un número pequeñísimo de personas en el mundo que acumulan ingresos inimaginables, millones de hermanos suyos padecen de hambre.
El uso cristiano de los bienes se refiere a la conciencia de que si tenemos un bien, nuestro signo de fe en Jesús es que estamos dispuestos (as) a compartirlo.
Por ser la justicia un valor evangélico, y por consistir éste en tener cada uno lo que necesita, es una exigencia de amor fraterno poner nuestros bienes al servicio de los que más lo necesitan y no acumular lo que no nos hace falta.
Pero no te asustes! Esta actitud de generosidad y desprendimiento la iremos aprendiendo poco a poquito y según la decisión de cada quien.
El MFC es un movimiento laico que depende económicamente de las aportaciones de sus integrantes, los gastos que se realizan en los eventos y reuniones a nivel local y nacional, se sufragan gracias a la colaboración de todos nosotros. Así, aprendemos a compartir lo que tenemos para la causa de la evangelización y posteriormente para otras causas justas.
Compromiso de servicio
A diferencia de la cultura individualista y de competencia que priva en la sociedad actual, en el movimiento tratamos de vivir el servicio a los demás.
Esto lo hacemos inspirados en Jesús, quien dice de sí que no vino "a ser servido, sino a servir" (Mateo 20, 28), y pone un ejemplo indiscutible al lavarle los pies a sus discípulos.
El compromiso de servir en el Movimiento consiste en poner nuestros dones y aprendizajes de todo tipo al servicio de los demás, y dentro de las acciones que se realizarán a lo largo del Ciclo Básico iremos encontrando ocasión de hacerlo.
Este compromiso tendrá momentos personales y momentos colectivos, así se propone el tercer paso de la metodología que irás conociendo mejor en cuanto inicies.
Conforme avances en las etapas del Ciclo Básico irás descubriendo la grandeza y satisfacción de compartir con otros lo mejor de ti mismo, como cada actitud que aprendas irá contigo a todas partes, tus posibilidades de servir irán más allá de los límites del Movimiento, de tu familia y de la iglesia, y paulatinamente te conducirá a donde más falta haga tu presencia.
Por ahora no te preocupes demasiado, en la primera etapa el promotor de tu equipo irá modelando una actitud servicial que, cuando menos sientas ¡se te va a antojar!
 
 

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EVANGELIO PASCUAL

Lc 24,13-35
El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: “¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?”. Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: “¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?”. Él les preguntó: “¿Qué cosa?”. Ellos les respondieron: “Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron”. Entonces Jesús les dijo: “¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?”. Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos; pero ellos le insistieron, diciendo: “Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer”. Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él se les desapareció. Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”. Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: “De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón”. Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
 
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